Según las enseñanzas budistas, no existe un yo o alma permanente e inmutable que transmigre de una vida a otra. En cambio, lo que renace es una corriente continua de conciencia y formaciones mentales, conocidas como los skandhas. . Estos skandhas incluyen nuestra forma física, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y la conciencia misma.
Cuando una persona muere, los skandhas se desagregan y dejan de existir en su forma actual. Sin embargo, las semillas del karma, o acciones intencionales, que se han acumulado durante la vida permanecen. Estas semillas kármicas dan origen a un nuevo conjunto de skandhas, que se manifiestan como una nueva vida.
Entonces, si bien no existe un yo inmutable que pasa de una vida a otra, hay una continuidad de conciencia y experiencia que se mantiene a través del proceso de renacimiento. Esta continuidad es lo que permite que las consecuencias de nuestras acciones en una vida se experimenten en vidas posteriores.
El concepto de anatta es central en las enseñanzas budistas y se considera una verdad fundamental que debe realizarse para lograr la liberación del ciclo de renacimiento y sufrimiento (samsara).
A continuación se presentan algunos argumentos y explicaciones clave que respaldan la doctrina budista de la reencarnación sin un alma inmortal:
1. No dualidad de mente y materia :El budismo enfatiza la interconexión y la impermanencia de todos los fenómenos, incluida la mente y la materia. La mente y el mundo físico se consideran inseparables, que surgen y desaparecen constantemente momento a momento. No existe una entidad fija o separada que persista independientemente de este flujo de experiencia.
2. Originación dependiente (Pratītyasamutpāda) :Este concepto explica cómo los fenómenos surgen en una relación de dependencia entre sí, sin un yo independiente o duradero. Así como una semilla produce una planta, y la planta da lugar a nuevas semillas, así también el proceso de renacimiento depende de las condiciones y causas puestas en marcha por acciones y formaciones mentales previas.
3. Karma y Renacimiento :Según las enseñanzas budistas, el karma es la ley de causa y efecto que gobierna el proceso de renacimiento. Nuestras acciones (buenas o malas) crean huellas o semillas kármicas en la mente, que condicionan las experiencias futuras y las circunstancias del renacimiento. Estas huellas kármicas no están unidas a un yo fijo, sino que se manifiestan como los patrones que se desarrollan en nuestras vidas.
4. Cinco Skandhas y el No-Yo :Como se mencionó anteriormente, los skandhas son los cinco agregados que componen nuestra experiencia:forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia. El budismo afirma que no existe un yo permanente e inmutable separado de estos skandhas. Más bien, el sentido del yo es una ilusión creada al aferrarse e identificarse con estos fenómenos impermanentes.
5. Liberación a través del desapego :El objetivo de la práctica budista es cultivar la sabiduría, la compasión y el desapego, lo que lleva a la realización de la verdadera naturaleza de la realidad y a la liberación del ciclo del renacimiento. Esta libertad no se logra alcanzando un alma permanente sino trascendiendo la ilusión del yo y comprendiendo la interdependencia de todos los fenómenos.
En resumen, la doctrina budista argumenta en contra de la existencia de un alma trascendental e inmutable al tiempo que afirma la continuidad de la conciencia y la ley del karma a través del proceso de reencarnación. Esta comprensión es fundamental para las enseñanzas budistas sobre la liberación del sufrimiento y la búsqueda del despertar.