Las personas deben reconocer la influencia de las decisiones individuales, esforzarse por controlarlas cuando sea posible y asumir riesgos calculados para orientar su destino hacia su propio crecimiento y realización personal. Esto implica ser proactivo, aceptar el cambio, trabajar para lograr las propias aspiraciones, fomentar conexiones sólidas, adquirir los conocimientos necesarios, ser responsable de las decisiones y estar abierto a la adaptabilidad frente a los acontecimientos impredecibles de la vida. Aunque los acontecimientos que escapan al control de una persona (a los que a menudo se hace referencia como "destino") inevitablemente ejercen algún impacto, apropiarnos de nuestras elecciones de vida puede conducirnos a direcciones de vida significativas.