En la mitología griega, Acteón se topó con la diosa Artemisa (la diosa romana Diana) bañándose en un bosque apartado con sus ninfas. Enojado por la intrusión, Artemisa lo transformó en un ciervo y posteriormente sus perros de caza lo despedazaron.
La castidad de Hipólito:
Hipólito, hijo de Teseo, era un joven casto y virtuoso. Rechazó las insinuaciones de su madrastra Fedra, quien luego lo acusó falsamente de intento de agresión a su marido, Teseo. Teseo creía que las mentiras de Fedra maldecían a Hipólito, lo que provocó su trágica muerte.
Orión y Artemisa:
Orión era un hábil cazador que se decía que llamó la atención de Artemisa. Algunas versiones del mito sugieren que Artemisa se enamoró de Orión, mientras que otras describen su relación como una profunda amistad basada en su pasión compartida por la caza. Sin embargo, en un trágico giro de los acontecimientos, Orión fue asesinado accidentalmente por Artemisa o por la picadura de un escorpión gigante.
La transformación de Calisto:
Calisto, compañera de Artemisa, fue seducida por Zeus, el rey de los dioses. Cuando Artemisa descubrió el embarazo de Calisto, la transformó en oso como castigo. En algunas versiones del mito, Arcas, el hijo de Calisto, sin saberlo, casi la mata, pero Zeus interviene y coloca a Calisto entre las estrellas como la constelación de la Osa Mayor.