El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que "deben rechazarse todas las formas de adivinación:el recurso a Satán o a los demonios, la invocación de los muertos u otras prácticas que falsamente pretenden 'develar' el futuro. Consultar horóscopos, astrología, lectura de la palma de la mano o interpretación. Los augurios y las suertes son también una forma de adivinación y, por tanto, constituyen un pecado grave". (CCC 2116)
La Iglesia enseña que la adivinación es pecado porque se basa en la creencia de que existen otras fuentes de conocimiento y poder además de Dios. También enseña que la adivinación puede llevar a las personas a confiar en dioses falsos y a tomar decisiones basadas en la superstición en lugar de la fe en Dios.
La Iglesia alienta a las personas a buscar guía y sabiduría de Dios a través de la oración, los sacramentos y las enseñanzas de la Iglesia. También anima a las personas a tener discernimiento y evitar cualquier cosa que pueda llevarles a supersticiones o creencias falsas.