Los sacerdotes celtas normalmente procedían de las clases altas de la sociedad y, a menudo, eran educados en escuelas religiosas o monasterios. A menudo también se les exigía que pasaran por un período de formación e iniciación antes de poder ser ordenados sacerdotes.
El papel del sacerdote celta variaba de una tribu a otra, pero había algunas similitudes generales. Por ejemplo, los sacerdotes celtas eran a menudo responsables de la realización de sacrificios y otros rituales religiosos, y también eran vistos a menudo como intermediarios entre los dioses y el pueblo. También desempeñaban un papel importante en la curación de los enfermos y en la interpretación de los sueños.
En algunas culturas celtas, los sacerdotes también eran responsables de la educación de los jóvenes y de la administración de justicia. Además, los sacerdotes celtas eran vistos a menudo como líderes de la comunidad y guardianes de sus tradiciones y valores.
El sacerdocio celta era una institución muy respetada e importante en la sociedad celta y desempeñaba un papel vital en el mantenimiento de las creencias y tradiciones religiosas de la comunidad.