1. Invocación de los Espíritus: La música sirve como medio principal para invocar y convocar a los espíritus o deidades asociados con la religión. Se cree que los ritmos, instrumentos y canciones específicos crean una conexión energética y abren un camino para que los espíritus desciendan y se manifiesten en el mundo físico.
2. Inducción al trance: La naturaleza repetitiva de la música, a menudo caracterizada por tambores y cánticos, puede inducir un estado de trance tanto en los practicantes como en los participantes de los rituales. Este estado alterado de conciencia se considera esencial para que los espíritus posean y se comuniquen a través de un médium o iniciado designado.
3. Comunicación e Interacción: La música proporciona un medio de comunicación entre el mundo físico y el reino de los espíritus. Se cree que los patrones rítmicos y las melodías transmiten mensajes e instrucciones de los espíritus a los practicantes y los guían en sus interacciones durante los rituales de posesión.
4. Empoderamiento de los profesionales: La música empodera a los practicantes conectándolos con los reinos divinos y otorgándoles energía espiritual. Esta energía permite a los practicantes realizar diversas tareas y rituales, como curación, adivinación y resolución de problemas, en nombre de la comunidad.
5. Sanación y Transformación: Se cree que la música tiene efectos terapéuticos y a menudo se utiliza para rituales curativos. Se considera que los ritmos, canciones y vibraciones específicos producidos durante los rituales tienen el poder de limpiar a las personas de energías negativas, restaurar el equilibrio espiritual y facilitar la transformación personal.
6. Preservación e identidad cultural: La música es una parte integral de las tradiciones orales y el patrimonio cultural del vudú y la santería. Los ritmos, melodías y canciones se transmiten de generación en generación, preservando las prácticas culturales, rituales y la memoria colectiva de las comunidades.
7. Expresión de alegría y celebración: Además de su significado espiritual, la música también se utiliza en contextos festivos. Durante las celebraciones y rituales, la música mejora la atmósfera general, promoviendo la alegría, la unidad y la participación colectiva entre los practicantes.
En esencia, la música actúa como un puente entre el mundo físico y los reinos espirituales, facilitando la comunicación, empoderando a los practicantes, induciendo estados alterados de conciencia, preservando las tradiciones culturales y fomentando un sentido de comunidad y pertenencia.