En estos casos, a menudo se cree que los espíritus son entidades separadas que influyen, guían o habitan las acciones o comportamientos de las personas. Sin embargo, es esencial distinguir entre interpretaciones individuales y culturales de tales creencias en diferentes contextos.
Desde una perspectiva secular y científica, no existe evidencia empírica que respalde la noción de espíritus o entidades que afecten de forma independiente y directa la mente o el comportamiento de las personas. El comportamiento humano y los procesos mentales pueden entenderse a través de nuestra comprensión científica actual de la fisiología, la neurobiología, la psicología y la sociología. Las experiencias extraordinarias que a veces se explican como posesiones espirituales generalmente pueden atribuirse a condiciones médicas, alucinaciones, fenómenos psicológicos o prácticas culturales.
En última instancia, la creencia en espíritus, posesiones y conceptos relacionados está sujeta a experiencias subjetivas, prácticas espirituales o interpretaciones individuales arraigadas en filosofías personales o sistemas de creencias espirituales.