Problemas emocionales no resueltos: Ciertos problemas emocionales, como un trauma no resuelto, la culpa o un anhelo intenso, pueden crear una fuerte atracción energética que atrae a los espíritus.
Empatía y compasión: Las personas muy empáticas o compasivas pueden estar más en sintonía con las necesidades y sentimientos de los demás, incluidos los espíritus desencarnados, y así atraer su atención.
Prácticas espirituales: Participar en prácticas espirituales como la meditación, el trabajo energético o la canalización puede abrir canales psíquicos y aumentar la receptividad a los encuentros espirituales.
Historia de la mediumnidad: Las personas con antecedentes familiares de mediumnidad o habilidades psíquicas pueden tener una predisposición genética que los hace más propensos a experimentar espíritus.
Apertura a lo desconocido: Algunas personas poseen naturalmente una actitud abierta y de aceptación hacia lo desconocido o lo paranormal, lo que las hace más susceptibles a encuentros con espíritus.
Es importante señalar que no todas las personas que poseen estos rasgos necesariamente atraerán espíritus o se involucrarán en experiencias espirituales. La sensibilidad y la apertura de cada persona al ámbito espiritual pueden variar ampliamente.