La idea de convertirse en demonio tiene sus raíces en el folclore y las interpretaciones religiosas. En ciertos sistemas de creencias, puede implicar hacer pactos con fuerzas sobrenaturales o participar en ciertos rituales o prácticas que se cree que otorgan poderes demoníacos. Sin embargo, es importante enfatizar que estas nociones se basan en conceptos mitológicos más que en una base empírica.
En el contexto de la salud mental, una persona puede experimentar emociones, pensamientos o comportamientos extremadamente negativos que podrían describirse metafóricamente como "demoníacos". Sin embargo, estas experiencias normalmente se entenderían en el marco de trastornos psicológicos, como trastornos graves de la personalidad o enfermedades mentales, en lugar de una transformación real en un demonio.