* Presión de los interrogadores: Los interrogadores utilizaron diversas tácticas para obligar a las mujeres a confesar, incluidas privación de sueño, palizas y amenazas de violencia.
* Estigma social: Las mujeres acusadas de brujería a menudo se enfrentaban al ostracismo y la persecución por parte de su comunidad. Confesar haber practicado brujería podría permitirles recuperar su estatus social y su aceptación.
* Enfermedad mental: Algunas mujeres que confesaron haber practicado brujería pueden haber padecido problemas de salud mental, como esquizofrenia o histeria. Esto podría haber distorsionado su percepción de la realidad y haberles hecho creer que eran brujas.