En realidad, no hubo ninguna aparición definitiva atribuida a las brujas. Las personas acusadas de brujería procedían de diversas edades y orígenes, y no existían rasgos físicos universalmente aceptados que identificaran a una bruja. Si bien los estereotipos y el folclore podrían presentar a las brujas con deformidades físicas o rasgos peculiares, se trataba de exageraciones ficticias en lugar de descripciones precisas de individuos reales.
El concepto de brujas y brujería ha variado según las diferentes culturas, épocas y regiones. En algunos casos, las brujas eran retratadas como curanderas y mujeres sabias, mientras que en otros, eran vistas como malvadas practicantes de magia negra. Sin embargo, la representación física de las brujas tal como las conocemos comúnmente hoy en día proviene en gran medida de la histórica caza de brujas europea y las perdurables imágenes culturales asociadas con ellas.