En psicología, la posesión espiritual a menudo se estudia bajo el paraguas de estados alterados de conciencia. Algunos psicólogos creen que estos estados pueden ser desencadenados por diversos factores psicológicos o neurobiológicos, como estrés emocional extremo, traumas o incluso ciertas condiciones de salud mental.
La posesión espiritual también está estrechamente vinculada a las creencias culturales y religiosas. En algunas culturas, se cree que los espíritus o deidades pueden tomar control temporal del cuerpo de una persona, provocando cambios en el comportamiento, el habla o la apariencia física. Estas experiencias suelen interpretarse en el marco de prácticas espirituales o rituales religiosos.
Sin embargo, es esencial señalar que estas creencias e interpretaciones se basan en la fe y en normas culturales más que en evidencia científica empírica. Desde una perspectiva científica, el concepto de posesión espiritual sigue siendo una cuestión de creencia personal y experiencia subjetiva, y no existe consenso ni investigación científica rigurosa para validar su ocurrencia.