La reencarnación no es una doctrina del cristianismo. De hecho, todas las denominaciones cristianas rechazan explícitamente la creencia en la reencarnación, afirmando que la vida humana en la Tierra es única e irrepetible. El concepto de reencarnación, que postula que una sola alma o espíritu habita en una serie de existencias corporales diferentes a lo largo del tiempo, se opone a los principios cristianos fundamentales sobre la recompensa o el castigo eterno después de la muerte física. En cambio, el cristianismo defiende principalmente la inmortalidad del alma:la continuación eterna del alma o existencia de un individuo después de la muerte del cuerpo físico. Si bien la idea de la reencarnación resuena con una concepción cíclica de la realidad en ciertas visiones del mundo o filosofías, sigue siendo fundamentalmente contradictoria con las interpretaciones cristianas centrales del destino del alma después de la muerte.