Asociación con la muerte y la pérdida: Hades era percibido como un lugar lúgubre y oscuro donde toda alegría dejó de existir. La perspectiva de dejar atrás a sus seres queridos y afrontar un destino desconocido en el más allá era motivo de aprensión para muchos.
Creencias y mitos culturales: La mitología griega representaba a Hades como una figura formidable y autoritaria, que gobernaba a los muertos con puño de hierro. Los cuentos de castigos y tormentos en el inframundo, como el sufrimiento eterno de Sísifo o Tántalo, contribuyeron al temor de la gente al Hades.
Ausencia de control: Una vez que alguien entraba en Hades, su destino estaba fuera de su control. Esta falta de autonomía sobre la propia existencia después de la muerte era un gran temor para los antiguos griegos, que enfatizaban la agencia personal y la independencia durante la vida.
Asociación con la pérdida y el duelo: Cuando un ser querido fallecía, los antiguos griegos no sólo lamentaban la pérdida sino que también albergaban aprensiones sobre su destino en el inframundo. Las circunstancias desconocidas que podrían enfrentar en el Hades se sumaron al dolor emocional del duelo.
Estos factores se combinaron para inculcar un miedo generalizado al Hades en la sociedad griega antigua, influyendo en sus actitudes culturales, prácticas religiosas y creencias personales sobre la otra vida.