Los montañeses creían en varios tipos de hadas, incluidas las Sìth, o "hadas de las colinas". Estas hadas a menudo eran retratadas como hermosas y de otro mundo, pero también podían ser traviesas y peligrosas.
Brownies:
Los brownies eran criaturas pequeñas y útiles que se creía que residían dentro o alrededor de la casa. Realizarían tareas como limpiar, cocinar y cuidar del ganado, pero desaparecerían si alguna vez se les agradeciera su trabajo.
Kelpies:
Los Kelpies eran espíritus del agua que cambiaban de forma y podían adoptar la forma de un caballo o un humano. A menudo se los consideraba criaturas peligrosas que atraían a las personas al agua y las ahogaban.
Selkies:
Los selkies eran gente foca que podían transformarse en forma humana despojándose de su piel de foca. A menudo se los retrataba como hermosos y atractivos, y se decía que traían buena suerte a quienes los encontraban.
Segunda Vista:
Muchos montañeses creían en el poder de la segunda vista, o la capacidad de ver el futuro o percibir cosas más allá de la vista humana ordinaria. Esta habilidad a menudo se asociaba con ciertas familias o individuos que se pensaba que tenían una conexión especial con el mundo de los espíritus.
Maldecir y hechizar:
Los montañeses también creían en el poder de maldecir y hechizar, o en la capacidad de causar daño o mala suerte a otros a través de medios sobrenaturales. Esta práctica se asociaba a menudo con "mujeres sabias" o "brujas", de quienes se decía que tenían el poder de lanzar hechizos e influir en los acontecimientos.