- Hable con un líder religioso, terapeuta o consejero de confianza sobre sus experiencias.
Practicar el autocuidado
- Duerma lo suficiente, mantenga una dieta saludable y haga ejercicio con regularidad para mantener fuerte su salud física y mental en general. Considere la meditación, la oración o la atención plena para mantener manejables los niveles de estrés.
Identificar desencadenantes emocionales
- Anotar eventos, personas o comportamientos específicos que puedan provocar o intensificar estos pensamientos. Puede resultar útil evitar, discutir y controlar los desencadenantes con un profesional de la salud.
Manténgase comprometido :
- Mantenerse enfocado en el cumplimiento de tareas y actividades productivas para canalizar la energía. Considere la posibilidad de dedicarse a pasatiempos. intereses o unirse a grupos para sentirse conectado con los demás.
Considere la ayuda profesional :
-Si los pensamientos se vuelven más intensos, frecuentes o interfieren con el funcionamiento, consulte a un profesional de la salud mental para una evaluación detallada y recomendaciones personalizadas. Tratamiento para problemas o afecciones subyacentes, como ansiedad o depresión. puede resultar beneficioso.