Por lo general, se cree que colocar agujas en ciertos lugares, como muñecos vudú o en partes específicas del cuerpo, o inscribir en las agujas símbolos o palabras, puede dirigir la maldición hacia el objetivo previsto. Las agujas son vistas como instrumentos de perforación y dolor, realzando el significado simbólico de la maldición.
Las maldiciones con agujas, como otras formas de maldiciones, se basan en el poder de la intención y la superstición, y su efectividad potencial radica en el impacto psicológico que pueden tener en la víctima. El miedo, la paranoia y la creencia de que uno ha sido el objetivo de tal maldición pueden influir en las acciones y provocar consecuencias emocionales y, en casos graves, físicas. Las percepciones culturales, las creencias personales y la sensibilidad individual varían con respecto a cómo se perciben estas maldiciones y su nivel de influencia.
Es esencial distinguir entre casos genuinos de personas que intentan maldecir a otros con agujas y el folclore y los mitos que rodean las prácticas mágicas. A menudo pueden existir explicaciones racionales para eventos inexplicables atribuidos a maldiciones, y tomar en serio cualquier presunto caso requiere un escepticismo exhaustivo y un examen cuidadoso antes de llegar a conclusiones.