El 13 de octubre de 1917, en Fátima, Portugal, tres jóvenes pastores informaron haber visto apariciones de la Virgen María. La aparición final, presenciada por unas 70.000 personas, estuvo acompañada de una serie de fenómenos extraordinarios, incluido un "milagro del sol". Según testigos presenciales, el sol parecía girar y bailar en el cielo, cambiando de color y emitiendo rayos de luz. Algunos creían que el sol se acercaba lo suficiente a la Tierra como para poder sentir su calor.
2. La curación de Bernadette Soubirous
En 1858, una joven francesa llamada Bernadette Soubirous experimentó una serie de apariciones de la Virgen María en Lourdes, Francia. Durante una de las apariciones, María le dijo a Bernadette que bebiera de un manantial cercano. Bernadette obedeció y fue inmediatamente curada de una enfermedad debilitante. Desde entonces, miles de personas han informado de curaciones milagrosas después de beber o bañarse en el agua de Lourdes.
3. La Sábana Santa de Turín
La Sábana Santa de Turín es un trozo de lienzo que lleva la imagen de un hombre crucificado. Ha sido venerado como una reliquia por los cristianos durante siglos y se cree que es el lienzo funerario de Jesucristo. Aunque la autenticidad de la Sábana Santa se ha debatido durante muchos años, no se puede negar el hecho de que es un artefacto notable y misterioso.
4. El Milagro del Fuego Santo
En Jerusalén, cada Pascua, la Iglesia Ortodoxa Griega realiza el "Milagro del Fuego Santo". Durante una ceremonia especial, el Patriarca de Jerusalén ingresa a la Iglesia del Santo Sepulcro y reza ante la tumba de Jesucristo. De repente, aparece una llama en el interior de la tumba y el Patriarca distribuye el fuego entre los fieles. Muchos creen que el Fuego Santo es una manifestación de la presencia divina.
5. Los Santos Incorruptibles
Hay varios santos cuyos cuerpos se han preservado de la descomposición, incluso siglos después de su muerte. Estos "santos incorruptibles" son considerados un signo del favor de Dios y son venerados por millones de personas. Algunos de los santos incorruptibles más famosos incluyen a San Francisco Javier, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Ávila.