Aquellos que creen en el destino generalmente sostienen la opinión de que su vida sigue un curso predeterminado establecido por un poder superior, el destino o las fuerzas cósmicas. Pueden verse a sí mismos como meros peones de un plan cósmico más amplio o creer que sus elecciones y acciones están predeterminadas en última instancia.
Por otro lado, aquellos que no creen en el destino abrazan la idea del libre albedrío y la agencia personal. Ven su trayectoria de vida como resultado de sus propias elecciones, acciones y circunstancias, sin la influencia de una predestinación externa. Creen que tienen control sobre su propio destino y son responsables de dar forma a su propio futuro.
En última instancia, la creencia en el destino es una perspectiva personal a menudo influenciada por antecedentes culturales, religiosos y filosóficos. Algunas personas pueden encontrar consuelo y tranquilidad en la idea de que su vida tiene un camino predeterminado, mientras que otras pueden sentirse fortalecidas por la noción de libre albedrío y agencia personal.