Desde una perspectiva práctica, la proximidad de un cementerio puede influir en las percepciones o preferencias personales con respecto a la estética o el ambiente del vecindario. Algunas personas pueden encontrar consuelo en el ambiente sereno, mientras que otras pueden sentir inquietud o incomodidad.
En general, la creencia de que vivir cerca de un cementerio trae mala suerte carece de evidencia científica y varía mucho según las preferencias individuales y las interpretaciones culturales.