El primer incidente conocido ocurrió en mayo de 1995, cuando una mujer en París denunció haber sido rociada con una sustancia de olor fuerte mientras caminaba por la calle. Experimentó irritación severa de la piel y náuseas. En los meses siguientes, se informaron incidentes similares en otras ciudades de Francia, y cientos de personas afirmaron haber sido afectadas.
La naturaleza generalizada de los incidentes y la falta de autores evidentes llevaron a muchos a creer que los ataques fueron coordinados e intencionados. Algunos especularon que los ataques podrían estar relacionados con el extremismo religioso o el terrorismo, mientras que otros sugirieron que podrían ser una forma de guerra psicológica.
El gobierno francés inició una investigación sobre los incidentes, pero finalmente no logró identificar a ningún sospechoso ni establecer la naturaleza exacta de la sustancia utilizada en los ataques. A falta de pruebas concretas, los incidentes gradualmente fueron perdiendo atención pública y la cobertura de los medios finalmente se fue apagando.
A pesar de la falta de explicaciones definitivas, el engaño del perfume sigue siendo un capítulo intrigante en la historia francesa, que captura la imaginación del público y alimenta especulaciones sobre la verdadera intención detrás de los ataques.