Sesgo de confirmación: Esta es la tendencia a buscar y recordar información que confirme nuestras creencias existentes, ignorando la información que las contradice. Por ejemplo, si creemos que tenemos mala suerte, es más probable que notemos y recordemos los momentos en que las cosas van mal y nos olvidemos de los momentos en que van bien.
Ilusiones de control: Esta es la tendencia a creer que tenemos más control sobre los acontecimientos del que realmente tenemos. Por ejemplo, podemos creer que podemos controlar nuestra suerte usando un amuleto de la suerte o evitando determinadas situaciones. Sin embargo, no hay evidencia que respalde la idea de que estas cosas realmente funcionen.
Aleatoriedad: A veces, las cosas simplemente salen mal, sin ningún motivo aparente. Esto puede llevarnos a creer que estamos pasando por mala suerte, aunque no haya evidencia real que lo respalde.
Creencias culturales: Algunas culturas creen en el concepto de mala suerte y estas creencias pueden influir en la forma en que las personas perciben sus propias experiencias. Por ejemplo, en algunas culturas se considera de mala suerte romper un espejo o pasar debajo de una escalera.
Sesgo de confirmación
El sesgo de confirmación es un sesgo cognitivo que ocurre cuando buscamos y recordamos información que confirma nuestras creencias existentes, mientras ignoramos la información que las contradice. Este sesgo puede llevarnos a sobreestimar la probabilidad de que ocurran eventos negativos, lo que puede contribuir a la sensación de que estamos experimentando mala suerte. Por ejemplo, si creemos que tenemos mala suerte, es más probable que notemos y recordemos los momentos en que las cosas van mal y nos olvidemos de los momentos en que van bien.
Ilusiones de control
Las ilusiones de control también se denominan "control subjetivo" o "control percibido". Los seres humanos tienen una necesidad de certeza y un deseo de sentirse en control de sus vidas. Podríamos creer erróneamente que podemos controlar acontecimientos que en realidad están fuera de nuestro control, como el resultado de un evento deportivo o el tiempo. Cuando las cosas no salen como queremos, podemos sentirnos frustrados y desafortunados, aunque no hubiéramos podido hacer nada para cambiar el resultado.
Aleatoriedad
A veces, las cosas simplemente salen mal, sin ningún motivo aparente. Esto puede ser difícil de aceptar y podemos intentar darle sentido atribuyéndolo a la mala suerte. Sin embargo, es importante recordar que el azar es parte fundamental de la vida, y que no todo tiene explicación.
Creencias culturales
Las creencias culturales también pueden influir en cómo experimentamos la mala suerte. En algunas culturas existen fuertes supersticiones sobre lo que constituye buena y mala suerte. Por ejemplo, en algunas culturas se considera de mala suerte romper un espejo o pasar debajo de una escalera. Si crecimos en una cultura que cree en la mala suerte, es más probable que interioricemos estas creencias y nos sintamos desafortunados cuando las cosas van mal.