El blanco a menudo se asocia con la pureza, la inocencia y la limpieza. Es el color de la nieve fresca, de las palomas blancas y de los vestidos de novia. En muchas culturas, el blanco también se asocia con la espiritualidad y el simbolismo religioso. Por ejemplo, en el cristianismo, el blanco es el color del Espíritu Santo y suele utilizarse para representar ángeles y santos. En el budismo, el blanco es el color del luto y, a menudo, lo usan monjes y monjas.