En respuesta, Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra, maldijo a Medusa como castigo por su profanación del espacio sagrado. Ella transformó el hermoso cabello de Medusa en serpientes retorciéndose, y cualquiera que la mirara directamente se convertiría en piedra.
Atenea también desterró a Medusa de la sociedad y la envió a vivir en una isla remota con sus dos hermanas, Esteno y Euríale, conocidas colectivamente como las Gorgonas. Medusa se convirtió en una criatura aterradora y en un símbolo de fuerza protectora y del poder de la mirada.
Este mito destaca el tema del castigo divino por violar las costumbres y límites religiosos, enfatizando la santidad y la importancia de respetar los espacios sagrados y las consecuencias por ignorar las leyes y principios divinos.