Se cree que la frase se originó a partir de la creencia de que el diablo siempre está escuchando y que si hablas de él, aparecerá. Esta creencia era común en la Europa medieval y a menudo se usaba como una forma de asustar a los niños para que se portaran bien.
La frase "Hablar del diablo" todavía se usa hoy en día, aunque ya no se usa con tanta frecuencia como antes. Se suele utilizar con humor, para indicar que alguien acaba de llegar o ha sido mencionado, a menudo de forma inesperada o en un momento oportuno.