La bestia de fuego es una criatura mitológica compuesta de fuego. A menudo se le representa como una bestia grande y feroz con aliento de fuego y ojos rojos brillantes. A lo largo de la literatura y el folclore, las bestias de fuego se asocian con la fuerza, la destrucción y el caos, lo que las convierte en adversarios formidables.
La antigua tradición china presenta a Chiyou, una temible bestia de fuego que se rebeló contra el Emperador Amarillo. En la Europa medieval, los dragones y los fénix eran venerados y temidos como criaturas de fuego. El folclore eslavo presenta a Zhar-Ptitsa, un pájaro de fuego legendario, cuyas plumas poseen propiedades curativas.
Las bestias de fuego no se limitan a la fantasía y la mitología. En nuestro mundo natural, las especies bioluminiscentes como la luciérnaga brillante y varias criaturas de aguas profundas como el pez murciélago de labios rojos muestran la capacidad de la naturaleza para imitar el fuego y la luz en la oscuridad.
La fascinación por las bestias de fuego refleja nuestra atracción innata por la dualidad del fuego:su calidez y luz, pero también su poder destructivo. Sirven como símbolos potentes en la narración de historias, y a menudo representan la transformación, el renacimiento y el equilibrio de fuerzas opuestas en el universo.