- Un bulto o hinchazón nuevo o inusual
- Pérdida de peso repentina o inexplicable
- Fatiga
- Fiebre
- Dolor persistente
- Cambios en los hábitos intestinales o vesicales.
- Sangrado o secreción inusual
- Tos o ronquera que no desaparece
- Dificultad para tragar
- Cambios persistentes en el color o la textura de la piel.
- Picazón o sarpullido inexplicable.
- Llagas que no sanan
- Cambios de visión
- dolores de cabeza
- Ganglios linfáticos inflamados
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden ser causados por una variedad de afecciones distintas al cáncer, por lo que no siempre es posible autodiagnosticarse el cáncer. Si experimenta alguno de estos síntomas, es importante consultar a un médico para determinar la causa y recibir la atención médica adecuada.