La undécima casa nos brinda información sobre nuestra vida social, la forma en que nos conectamos con la raza humana en un nivel aparentemente intelectual, y puede parecer menos relevante en nuestra interpretación de la interacción personal con el mundo que otras áreas de la vida. Aún así, su poder de liberación y sus recompensas para la persona que construimos dentro de nuestro núcleo son algo que no se puede encontrar en ninguna otra casa de la carta natal. Su valor e importancia deberían ser algo que analicemos tanto como prestaríamos atención a cualquier otra cosa.
Amistad y apoyo
Puesto que la undécima casa es el ocho de nuestra cuarta casa (casas derivadas) habla del verdadero desafío de nuestra Alma en esta vida para aceptar sus luchas en una escala mucho más amplia. No es de extrañar que nuestros amigos a menudo se conecten con nosotros para comprender cosas que los miembros de nuestra familia no han absorbido bien. Obviamente, estamos allí para sanar las heridas emocionales de los demás que nos limitan y nos hacen sentir que no pertenecemos. Cada problema que no haya encontrado su posición legítima en nuestra línea familiar y nuestro hogar, tendrá la oportunidad de manifestarse en los contactos que creamos con la representación más amplia del sistema al que pertenecemos aquí, en la Tierra, en nuestro círculo social.
La undécima casa hablará de nuestros amigos y una amplia gama de contactos sociales, del estrés y la superficialidad de las relaciones, y nos dará regalos de progreso a través de lazos significativos que creamos fuera de nuestra línea familiar. En cierto modo, nuestro progreso personal hacia la persona auténtica que deseamos llegar a ser (representada por nuestro objetivo principal en la vida y la décima casa) se verá en el mundo material a través de contactos íntimos que creamos con personas que no están relacionadas con nosotros por Sangre o participación romántica. Nuestros amigos cuentan una historia propia, sobre la aceptación de los rincones ocultos de nuestra Alma y cosas que a nuestros padres les costó metabolizar.
Nuestra tribu y nuestra libertad
Grandes grupos de personas que se mantienen unidos dan un sentido de pertenencia a todos los involucrados, y con las diferencias que se encuentran entre sus miembros, se hace más fácil que los que pertenecen se adapten en todas las demás áreas de la vida. Aún así, rara vez los grupos funcionales como tales ayudarán a un solo individuo a sentirse libre en todas sus luchas internas, ya que a menudo están despojados de un contacto profundo, emocional e íntimo con todos los miembros de la “tribu”. Algunas personas pertenecerán a esos grupos, se aferrarán al círculo solo para tener un círculo que puedan llamar propio, en su batalla por pertenecer. Otros crearán sus propios círculos, formando relaciones duraderas y profundas con cada individuo en su propio “grupo”, uniéndolos finalmente a todos. La naturaleza desgarrada de Acuario y nuestra undécima casa se ve mejor a través de estas sutiles conexiones entre nuestros amigos que están completamente fuera de nuestro control pero que nos ayudan a ver el punto medio de nuestros propios conflictos internos.
Cuando la undécima casa de alguien los estresa, generalmente se verá a través de vínculos superficiales que tienen el único propósito de compartir información sin mucho contacto personal. Esto les recuerda instantáneamente a la persona en la que desean convertirse, ya que su décima casa está destinada a servir como un aeropuerto para toda la cercanía que realmente necesitan del mundo exterior. La undécima casa está destinada a ser el "lado oscuro" o el "otro lado" de nuestra propia familia que incorpora las partes faltantes de nuestra Alma en su lugar y nos hace completos. Si no es así, probablemente no hayamos logrado nuestros propios objetivos auténticos y aún necesitemos pensar primero en nosotros mismos, antes de recurrir a las normas y criterios sociales que provienen del sistema que no es el nuestro.
Para vivir nuestra propia existencia libre, es nuestra tarea convertirnos en la persona que nuestro niño interior quiere que seamos. Solo una vez que estemos bien encaminados, tendremos la oportunidad de conectarnos en un nivel de comunicación y conciencia más elevados con nuestra verdadera tribu. Si nos damos por vencidos, nuestras amistades fracasarán y nos decepcionarán. Si nos construimos a nosotros mismos, encontraremos personas con una calidad profunda que nos ayudarán a comprender mejor nuestro camino. Nuestros amigos se yerguen como el brazo extensible de nuestra capacidad para seguir nuestra verdadera vocación y se interponen entre nuestras metas y nuestros ideales como un puente que conecta a los dos. Cada vez que nos desconectamos de nuestros talentos y llamados, nuestra vida social sufrirá, mostrándonos que necesitamos cambiar y abrazar lo que realmente deseamos en lugar de dejarlo de lado por un estatus o éxito profesional que no satisfará nuestro núcleo alegre e infantil.