La Luna está en su caída hoy en Escorpio mientras cientos de miles de mujeres se unen para decir que la misoginia, el racismo, la homofobia y la xenofobia no son aceptables.
Hoy pienso en mi hija y mi esposa, mi abuela, mi madre y mi hermana, mis primas, mi suegra y todas mis tías y primas adoptivas de mi lado de la esposa de la familia. Mi vida se ha entretejido, apoyado y amado tremendamente gracias a estas mujeres hermosas, fuertes e inteligentes. Nadie debe tratar a las mujeres injustamente, y nadie debe usar el poder para aprovecharse o dañar a otro ser humano, y punto.
Así que hoy, una meditación sobre la Luna en su caída…
Antíoco de Atenas, uno de los primeros astrólogos helenísticos, escribió:“Y además, ¿por qué se dice que en el lugar donde la Luna está exaltada, nada está deprimido; y donde la Luna está deprimida, nada está exaltado? Decimos que es porque la Luna es la fortuna de todos. Y aquel a quien la fortuna exalta, nadie puede abatir; mientras que aquel a quien la fortuna deprime, nadie es capaz de exaltarlo.”
Primero debemos preguntarnos por qué los primeros astrólogos vieron a la Luna como "la fortuna de todos". La respuesta es compleja. La Luna era vista como el planeta más cercano al reino de la tierra (llamado el reino sublunar), y como tal, era una especie de embajadora de los asuntos terrenales. Los asuntos terrenales mismos están gobernados por el principio de la impermanencia y el cambio. Vivimos en un mundo de llegar a ser y desaparecer. De manera similar, muchos de los primeros astrólogos, influenciados hasta cierto punto por el pensamiento platónico, creían que el mundo material que llegaba a ser y perecía reflejaba (como la luz reflejada de la Luna) lo que era esencial, eterno, inmutable y divino.
La Luna es, por lo tanto, un símbolo poderoso para nuestra vida cotidiana aquí en la tierra. Un mundo donde lo alto se vuelve bajo y lo bajo alto, repitiendo y repitiendo. La Luna es el planeta más veloz, el que cambia constantemente de cara y el que la latitud, por encima y por debajo de la eclíptica, también cambia más rápidamente. La luz reflejada de la Luna recuerda algo original, algo indecible, algo aquí y allá y, sin embargo, fugaz, que desaparece tan rápidamente como aparece.
La Luna refleja la gestación ya que sus rostros cambian cada mes y constantemente recoge la luz de las otras estrellas y las difunde. Ella es la narradora, la tejedora de telarañas y la biomatriz de la vida.
Ella es el hecho de que nuestras almas, y el alma del mundo, contiene algo profundo y vital mientras también desaparece constantemente o se esconde detrás de las fluctuaciones cotidianas. Ella nutre el alma al recordar su esencia constantemente... reflexionando y mirando hacia adelante simultáneamente a través de sus muchas aplicaciones y separaciones a las otras estrellas. Estaba relacionada con el concepto de "pronoia" de los primeros astrólogos griegos... la conspiración significativa y el orden de los eventos... algo así como la providencia.
Como fortuna, la Luna también representa la noción de que nada nos está pasando “a nosotros”, sino que todo lo que sucede refleja lo que ya somos, lo que ya es. En este sentido, ella es el abrazo de la madre, desde el vientre hasta la tumba.
Cuando la Luna está en su caída, allí ningún otro planeta es exaltado. Decimos esto porque ella es la fortuna de todo, y lo caído no se puede cambiar sino abrazar, sostener y aceptar. Porque ella sabe que este también es el niño que vale la pena sostener. Esta también es la vida que vale la pena vivir. Esto también está santificado. Este también es el hijo de alguien en necesidad. Este no es el feroz sí de un predicador de aleluyas, subiendo heroicamente la colina hasta el Calvario y convenciendo a los feligreses de que valdrá la pena morir luchando, sino más bien los dolores de parto con los colores del arcoíris de la diosa, las noches de insomnio que soporta. mientras el pequeño patea y la voltea del revés. Aquí en el Marte-negro de Escorpio, esta diosa es más una antihéroe. No sufre por una causa, sufre por la debilidad de la vida, que no tiene causa ni fin más allá de sí misma. Necesidad creando una valentía forzada. La vida exige dolor como la mecha vacilante o el golpe de pedernal que precede y vacila, vacila ante la luz... siempre primigenio y siempre existente antes y después de lo que sea que pensemos PARA QUE la vida sea vivida. Aquí espera y aquí sabe, esto también pasará. Aquí ella espera y aquí sabe, este fusible vacilante no se puede dejar solo.
Pero no se equivoquen, esto también pasará, no es pasividad. Porque cuando las parteras llegan por cientos de miles, el parto está cerca. Y aunque nada puede levantar lo que la fortuna ha derribado, ella sabe que habrá un tiempo en que lo que ha sido derribado será levantado una vez más.
Oración:Que la diosa esté con nosotros. Que recordemos y alimentemos la vida del alma, en las buenas y en las malas.