Por ejemplo, los capilares reabsorben agua, electrolitos y solutos como la glucosa y los aminoácidos del líquido tubular y los devuelven al torrente sanguíneo. Este proceso ayuda a mantener el equilibrio de líquidos y los niveles de electrolitos del cuerpo. Además, los productos de desecho de los riñones, como la urea y la creatinina, son secretados por los capilares al líquido tubular y eliminados del cuerpo.
La vasta red de capilares que rodean los túbulos juega un papel crucial para garantizar el funcionamiento eficiente de las nefronas y la función renal general, permitiendo la filtración, reabsorción y secreción adecuadas de sustancias.