Hay varios relatos de milagros atribuidos a Santa Katharine Drexel. Uno de los más conocidos es el milagro de la multiplicación de los alimentos.
En 1891, Santa Katharine Drexel viajaba a una misión en Nuevo México cuando se encontró con un grupo de niños hambrientos. Llevaba muy poca comida y oró a Dios pidiendo ayuda. De repente, la comida que tenía se multiplicó y pudo alimentar a todos los niños.
Se dice que este milagro fue el primero de muchos que realizaría Santa Katharine Drexel. También se le atribuye haber curado a los enfermos, resucitar a los muertos y realizar otros actos extraordinarios.